Entrevista con Marcelo da Luz, autor del libro “Onde a Religião Termina?” (“¿Dónde termina la religión?”)
Tomado del sitio web: http://ondeareligiaotermina.com.br
Fuente: Original disponible aquí.
Trad. del portugués: Mario Huerta
Ilustración: http://www.reaprendentia.org.br
1. Marcelo, ¿de dónde eres y cuál es tu formación?
Soy natural de Queimados (estado de Río de Janeiro) y tengo 42 años. Durante 20 años fui religioso profesional (fraile franciscano y sacerdote católico). Estudié Filosofía en el seminario y tengo graduado y posgraduado en Teología. Esos estudios, realizados en tres países (Brasil, Italia y Estados Unidos), estaban exclusivamente orientados hacia la educación religiosa. Actualmente estoy reconstruyendo mi currículo profesional, pues opté por no trabajar más con los conocimientos procedentes de la Teología.
2. ¿Por qué el título del libro es una pregunta?
La pregunta coloca al autor en un diálogo con los lectores. Es un ejercicio de “pensar juntos”, sin partir de respuestas preparadas que podrían dejar al interlocutor perplejo sin llevarlo al esclarecimiento. Una afirmación concluyente del tipo “la muerte de la fe” no sería adecuada en mi libro. La razón es simple: a diferencia de otros autores laicos, yo fui adoctrinador religioso en esta vida. El adoctrinamiento es siempre el discurso impositivo de quien cree tener la verdad absoluta. Ya no es más el caso. El reciclaje asistencial requiere otro enfoque: firmemente posicionado, pero racional, abierto y pacífico. En una palabra: cosmoético.
3. ¿Por qué rompiste con la Iglesia Católica?
El motivo fundamental fue la percepción de que la vida clerical es un tipo de autorrealización equivocada, y de que el tipo de ayuda al “prójimo” propuesta en el catolicismo y en otras religiones es insuficiente e ilusorio. Toda la vida religiosa está basada en la noción de dependencia y servilismo a la idea de un ser superior y sus representantes. El religioso no puede pensar por sí mismo y se dedica a la tarea de consolación, es decir, a servicios asistencialistas que sólo tocan la superficie de los problemas humanos. La religión ofrece muletas psicológicas a los creyentes, desestimulándolos en la búsqueda del autoconocimiento. Aunque pretendan ser el camino para una auténtica experiencia “espiritual”, las religiones acaban transformándose en un peligroso desvío, cuyos obstáculos evolutivos incluyen la mentalidad sectaria, el empleo del lenguaje seductor y engañoso, el sometimiento de la racionalidad, y la violencia del fanatismo. Note que hablo aquí de “religiones” en plural. Mi rotura no fue sólo con la Iglesia Católica, sino con todo tipo de fe religiosa. La percepción en cuanto a los límites del sacerdocio fue aconteciendo lentamente en mi itinerario personal. La Conscienciología me ayudó a tener la visión de conjunto y a afirmar el coraje para evolucionar.
4. ¿Qué es lo que pretendes probar con este libro?
Este libro es una ampliación de los argumentos de una carta abierta a la Orden religiosa de la cual fui miembro durante veinte años. La carta, escrita en 2004 cuando dejé la Iglesia, exponía los motivos de mi disidencia. En ese momento no me fue permitido divulgarla abiertamente. Pero ahora, totalmente libre de las ataduras eclesiásticas, pienso que es el momento de esclarecer al público acerca de los obstáculos evolutivos que implica la vida basada en creencias religiosas. El libro está dirigido a los interesados en debatir abiertamente las ilogicidades y desvíos evolutivos fomentados por las religiones.
5. ¿Por qué el cristianismo está basado en mitos?
Porque toda la base de esta religión se basa en la figura de un hombre que fue transformado en mito, el mito del salvador único. En el libro discurro sobre cómo se dio esa transformación a lo largo de la Historia. La creencia en Jesús como ser divino y “redentor” es tan insólita que no encuentra consenso entre los fieles, líderes religiosos y estudiosos de las decenas de miles de sectas cristianas que ejercen actualmente. Más allá de eso, si alguien es capaz de suspender por algunos momentos el lavado cultural operado por la mesología(*), podrá fácilmente desmontar el mito. ¿Cómo? Los evangelios son contradictorios y están repletos de propuestas inmaduras acerca de la evolución de la conciencia. Todo lo demás dentro del cristianismo (hagiografía, ritos, instituciones, actividades asistencialistas...) es consecuencia de este mito. Y si algo comenzó errado, el resultado no podrá ser de los mejores.
6. ¿Dios existe?
En el libro discurrimos detalladamente sobre el asunto. Resumidamente, considero lo siguiente: “Dios” (con mayúscula) es una idea que existe en muchas religiones y culturas, en la tentativa de describir la causa primera del universo. Las múltiples ideas sobre “Dios” son fruto de la imaginación, deseos e intereses humanos. En este sentido, “Dios” no existe. La respuesta sobre la causa primera del universo aún es un asunto inaccesible en este plano terrestre, es un tema mateológico(**). Sin embargo, interpretaciones equivocadas de experiencias paranormales hicieron que muchos individuos y grupos, a lo largo de la historia, consideraran a otras personas como dioses, seres superiores, salvadores o “Dios”. Hay personalidades que creen ser “Dios” y muchas otras que creen en “Dios” o los dioses. En ese sentido, existen los “guías ciegos de la Humanidad”, es decir, aquellos que piensan tener la “verdad absoluta” sobre la realidad y la imponen a otros, creyendo estar haciendo la cosa más correcta del mundo.
7. ¿Cuáles son las estrategias usadas por los predicadores para fascinar y manipular a los fieles?
La oratoria religiosa es básicamente la articulación de un discurso autoritario. No existe la posibilidad de diálogo en el discurso religioso, pues hay una profunda diferencia entre el plano en el que se encuentra el orador (“divino”, “absoluto”) y el lugar en el que están los oyentes (“finitud”, “humanidad”). Se utilizan una serie de recursos para minimizar o enmascarar el autoritarismo del discurso. Entre las estrategias discursivas utilizadas están la seducción, la provocación, la tentación y la intimidación, explicadas detalladamente en el libro. Este tema está incluido en las conferencias gratuitas y en el curso “Descreenciología” que vengo impartiendo por todo el país.
8. ¿En qué medida la religión causa dependencia en los creyentes?
Las religiones promueven la “externalización de las elecciones existenciales”, inoculando la creencia de que la persona no puede pensar por sí misma, no puede ser autónoma. De ahí transcurre todo el proceso de “institucionalización de la dependencia”, en el cual los “funcionarios de lo sagrado” ocupan necesariamente el papel de guías del “rebaño” e intermediarios entre los devotos y sus dioses. Por otro lado, ese mecanismo va al encuentro de la tendencia latente en la conciencia humana de aferrarse a zonas de confort, eximiéndose de la autorresponsabilidad del propio itinerario evolutivo. Según esa óptica, sería mejor seguir o copiar un modelo existente que arriesgarse a experimentar. En la Iglesia Católica, por ejemplo, es común que los teólogos digan que “sería preferible errar junto con la Iglesia que acertar solo” (sic).
9. En tu opinión, ¿cual fue el mayor legado y el principal pecado del Catolicismo?
La religión es una etapa preliminar en la evolución de la conciencia humana, no hay quien no haya formado parte de ella en algún momento de la Historia. La Iglesia católica es parte indeleble de la historia de la Civilización Occidental, una etapa transitoria en el camino evolutivo de pueblos e individuos. El catolicismo, la tradición más longeva dentro del cristianismo, ejemplifica históricamente “dónde la religión termina”, es decir, hacia dónde son conducidas las personas que se entregaron a ella: al autoengaño de la santidad; a la rivalidad con otras sectas; al uso del discurso manipulador; a las alianzas fraudulentas con el poder político en nombre de la preservación de la pureza de la fe; a la defensa irracional de la “verdad absoluta”, en nombre de la cual fueron torturados o muertos aquellos que pensaban de forma diferente. Yo diría que el aspecto más pernicioso del catolicismo está relacionado con la pedofilia. No exactamente con los crímenes de pedofilia perpetrados por algunos sacerdotes, sino al conjunto de actitudes de la institución, responsable de la infantilización y manipulación de centenares de millones de personas.
10. ¿Por qué las personas todavía necesitan de una creencia?
Básicamente, el común de la gente busca felicidad, seguridad y bienestar, y creen que conseguirán todo esto si se someten a alguien más fuerte que pueda proveer sus necesidades, anhelos y deseos. Uno de los mayores activadores propulsores de la creencia es el anhelo de consuelo en momentos de dolor. En momentos de crisis, muchas personas sienten inseguridad en cuanto a sus recursos personales (capacidad, inteligencia, autodeterminación, etc.) y pasan a buscar soluciones automáticas y simplistas en los credos religiosos. El miedo a la muerte también es una causa significativa de dependencia religiosa. En general, las personas evitan asumir autorresponsabilidad por sus elecciones existenciales. Prefieren “externalizarlas” a algún gurú, maestro, grupo religioso o dios, que les diga el qué, cuándo y cómo hacer. Muchos otros permanecen en la creencia por simple pereza mental, siguiendo la marcha del “rebaño”. A la mayoría le parece atemorizador admitir la autonomía de la conciencia, y la posibilidad de discernir sobre el bien a ser hecho y el mal a ser evitado, sin la interferencia del esquema religioso de vigilancia, obediencia, premio, castigo y culpa. La idea que las religiones construyen del “ser superior” o “dios” es siempre algo muy semejante al propio ser humano, repleto de carencias y lleno de deseo de dominio. Vea la noción de “dios” como “padre” en el cristianismo: alguien que reclama para sí la posesión de los hijos, exigiendo adoración y sumisión perpetuas. Es una imagen egocéntrica y narcisista, como mínimo.
11. Los exorcismos y milagros propagados por la Iglesia Evangélica han atraído a muchas personas y retirado buena parte del rebaño de la Iglesia católica. ¿Por qué está sucediendo eso?
Durante mucho tiempo, la tradición cristiana de base católica enseñó al pueblo que sufrir resignadamente era virtud. En ese contexto, el “milagro” era algo raro, patrocinado por los santos tradicionales, pero siempre alimentado por la esperanza de los fieles. Después, a lo largo de las décadas de 1980 y 1990, una parte del clero católico brasileño se dedicó a la politización del público católico por medio de la Teología de la Liberación. Sin embargo, los fieles, en su mayoría, ven la religión como un espacio sagrado y no un lugar para la campaña política. Los movimientos cristianos más contemporáneos, especialmente el neopentecostalismo, “democratizaron” el milagro, haciéndolo “mercancía” accesible. Lo que mueve a las multitudes a migrar de iglesia en iglesia es la expectativa de lo extraordinario, la obtención del “favor” divino. Hoy, esa sed de milagros es explotada comercialmente, dando razón a la máxima “Templo es dinero”. En mi libro defiendo la idea de que el punto común entre todas las tradiciones religiosas es la experimentación, seguida de la mala interpretación, de los fenómenos parapsíquicos (o “paranormales”). Mucho de lo que el cristianismo llama “milagro” (y aquí es preciso tener cuidado, pues además de las curaciones legítimas, frecuentemente ocurren también falsificaciones, charlatanería y autosugestión), es expresión de aquello que podemos llamar parapsiquismo o paranormalidad. Es una capacidad propia del ser humano, ya que trascendemos la materia. El hecho es: desde el principio de la humanidad, el parapsiquismo es ejercido por nosotros de forma natural (visiones de "espíritus", audición de voces, manipulación de energías, telepatía, salida del cuerpo físico, y muchos otros fenómenos). El problema es que, desde el principio, las personas dan una interpretación religiosa a esos procesos, creando dependencia en otros y estableciendo el poder y control religioso. Explico eso detalladamente en el capítulo 1 del libro.
12. ¿Ha encontrado muchos creyentes indignados con sus posicionamientos críticos sobre la religión?
Generalmente los creyentes indignados me acusan de ofender a la fe y a la teología (teología es el estudio de la doctrina religiosa). Actualmente, los representantes de las iglesias necesitan despertar al hecho de que no vivimos más en la Edad Media, cuando la religión era ley y todos estaban obligados a vivir bajo el yugo de la obediencia a los sacerdotes. En el mundo de hoy, las afirmaciones religiosas son ideas que deben ser discutidas como otras cualesquiera. Y cada vez más la irracionalidad de las creencias será denunciada a medida que el nivel de educación y capacidad crítica de la sociedad aumente. Hoy soy un ciudadano descomprometido con cualquier tipo de creencia religiosa. Las críticas que hago al cristianismo y a todas a las religiones, están dentro de las reglas del debate racional. Utilizo argumentos, ideas, y no amenazas ni coerción psicológica, o llamamientos a la tradición, como hacen la mayoría de mis interlocutores religiosos. Cualquier persona tiene el pleno derecho de evaluar críticamente el contenido del mensaje de los representantes religiosos, sean estos Cristo, Buda, Mahoma, Moisés, San Francisco o cualquier otro. Esos personajes fueron hombres y no están por encima de ningún otro mortal.
13. Según tu experiencia, ¿dirías que los sacerdotes son fieles al celibato? ¿Existen célibes felices?
Pocos sacerdotes son fieles al celibato (es decir, perfectamente abstinentes en cuanto a cualquier acción que lleve al placer sexual). En este aspecto, no conocí sacerdotes felices. Generalmente los sacerdotes totalmente abstinentes canalizarán las energías reprimidas en otras direcciones, haciéndose hiperactivos, ambiciosos y, en muchos casos, amargados y deprimidos. Obviamente no soy ingenuo hasta el punto de pensar que alguien pueda tener sentimientos de felicidad todo el tiempo. Entiendo por felicidad un equilibrio de vida y una satisfacción interior que son el resultado de elecciones racionales que llevan a la persona a la convicción íntima de estar satisfaciendo el sentido de la vida. Actualmente, los sacerdotes hablan mucho de felicidad y sentido de la vida, pero están llenos de profundos conflictos porque viven luchando contra la naturaleza. La afectividad humana y su expresión en la sexualidad, cuando no son vividas, llevan al individuo a una serie de desequilibrios. No es sin motivo que muchos escándalos están saliendo a la luz actualmente en medio del clero católico. ¿Esos escándalos existen más hoy que en el pasado? No, siempre existieron. Sucede que hoy es más difícil hacer cosas escondidas, pues estamos en la era de Internet. Los sacerdotes, en general, dicen que el seminarista entra en el seminario sabiendo la elección que hace. Actualmente, las generaciones de sacerdotes que tienen más de cuarenta años, entraron niños o adolescentes en el seminario. Uno en esta situación puede creer que el celibato sea un valor, pero no tiene la experiencia de vida para evaluar eso. Hay todo un problema del lavado de cerebro: los sacerdotes pasan la vida negando algo que es natural, racionalizando y suprimiendo los deseos humanos en nombre de una creencia. De algún modo, eso va a explotar en algún momento. Y cuando eso explota, las personas culpan al individuo que fue infiel o que erró, pero dejan ilesa a la institución que es la verdadera responsable de la mutilación psicológica. Es interesante que muchos sacerdotes hoy pretendan integrar la psicología y el psicoanálisis en los argumentos usados en defensa de los comportamientos religiosos, pero esos campos del conocimiento nos dan hoy todas las herramientas para rechazar el celibato por ser una conducta irracional y antifisiológica.
14. Un punto muy polémico del libro es cuando afirmas que los sacerdotes, en su mayoría, son homosexuales. ¿Puedes comentar?
Para que no haya dudas: oficialmente la Iglesia Católica reprueba la homosexualidad como una conducta contra natura. Existe una instrucción publicada en 2006, que afirma que no es aceptable la admisión de candidatos homosexuales en el clero. Sin embargo, vuelvo a afirmar con base en mi experiencia de 20 años dentro de la vida religiosa profesional: los homosexuales son mayoría en el clero católico. Digo eso no como crítica a los homosexuales. No tengo prejuicios en relación con la orientación sexual de las personas. Mi objetivo fue mostrar la esquizofrenia del clero: el sacerdote homosexual está obligado a decir que la homosexualidad es antinatural y que el gay no puede ser sacerdote. Algunos obispos y sacerdotes me acusaron de ligereza por haber dicho eso, pero todos los que están dentro del clero saben que ésta es la verdad. En mi época era tabú hablar de eso, todos colocaban ese tipo de asunto debajo de la alfombra. Existen investigaciones sobre el tema. En mi libro cito al ex-jesuíta Richard Sipe, que estimó en un 30% el número de homosexuales en el clero. Aunque es una investigación casi imposible de realizar, pues la mayoría no va a admitirlo por miedo o vergüenza. Yo lo digo en base a mi experiencia. Llegué a vivir en conventos (en 3 países diferentes, colaborando con religiosos de 50 nacionalidades diferentes) con 15, 30 o más de 100 sacerdotes, y la mayoría presentaba signos claros de homosexualidad. Aquí en Brasil aún es posible encontrar gran número de sacerdotes heterosexuales porque en los países en desarrollo la vida clerical aún significa ascenso social. En Europa y en los Estados Unidos, lugares en que la vasta mayoría del clero es homosexual, los pocos que hoy ingresan en la vida religiosa no buscan mejorar materialmente de vida, sino resolver conflictos íntimos.
15. La pregunta del momento: ¿qué pensar de los escándalos de pedofilia perpetrados por el clero?
Es preciso no sólo considerar la punición de los individuos criminales, sino también evaluar críticamente la responsabilidad de la institución religiosa en todo el proceso. El seminario es una fábrica de neuróticos. El individuo que sufre ya de alguna patología y entra allí va a aprender a camuflar su situación. Van a aprender a ser profesionales de la insinceridad. El papa, obispos y sacerdotes quieren convencer a la población de que el sacerdocio sigue siendo sagrado y que los problemas son causados por algunos individuos infieles y traidores. Hacen creer a la opinión pública que los individuos problemáticos deben ser castigados, y la institución sale totalmente ilesa de la situación. Realmente, el mayor problema de la Iglesia Católica es la pedofilia. Pero no me refiero a los crímenes de pedofilia cometidos por algunos sacerdotes, sino al proceso de infantilización al cual la Iglesia somete a centenares de millones de personas. La pedofilia ha sido discutida en los medios de comunicación a partir de 2002, pero existen también muchísimos casos de acoso a mujeres. Aquí en Brasil, la Iglesia saca provecho de la ignorancia de la población y encubre los casos. En mi libro, menciono el trabajo de la socióloga Regina Jurkewicz, que investigó una serie de casos y publicó un libro que se llama “Desvelando la política del silencio”. La Iglesia castigó a esa mujer, cesándola del cargo de profesora de Teología en una ciudad del Estado de São Paulo. Contrariamente a lo que fue dicho por el sacerdote por radio, la política de los obispos fue siempre la de la connivencia y el silencio. Yo llegué a hacer denuncias mientras estuve en el clero, sí, pero no fueron tomadas providencias. El propio papa Benedicto XVI fue acusado de haber silenciado el problema cuando era cardenal. Basta que leamos los periódicos para percibir la cantidad de problemas que la Iglesia causa en ese área. También existen, actualmente, varios documentales que están a disposición del público.
(**) Mateología: Discurso o investigación vana o inútil.
El libro de Marcelo da Luz fue puesto gratuitamente en internet por el autor y puede leerse (en portugués) aquí