viernes, 30 de mayo de 2008

Sueño que Sueño

Balona, Málu; Sueño que Sueño; Artículo; Uno Mismo; Revista; Mensual; Año 1993; N. 126; 3 fotos; 1 tabla; Buenos Aires, Argentina; Diciembre, 1993; páginas 56 a 59.

¿Donde estoy? ¿Qué lugar? ¿Hace cuánto tiempo? ¿En la compañía de quién? ¿Con qué objetivo? Responder a estas pregun­tas tan simples de manera cla­ra, significa estar en estado de lucidez, con pleno uso de la razón, de la voluntad y de la capacidad de decisión. ¿Qué ocurre si durante el sueño el individuo "sabe" que está soñando y pasa a ejercer un control y una crítica sobre lo que ocurre como si estuvie­se despierto?

Los sueños dirigidos, o pro­gramados, comenzaron a ser estudiados hace poco más de una década. Su investigador más conocido es Stephen Laberge, quien bautizó a este tipo de sueño como "lucid dream" o sueño lúcido. Sus libros, publicados en los Esta­dos Unidos, se tornaron best-sellers en todo el mundo. En los sueños lúcidos aparecen condiciones peculiares de claridad, que no correspon­den al estado onírico; el soña­dor dirige la historia como un director de cine dirige la experiencia a su voluntad. Primas hermanas de los sueños lúcidos, las proyecciones de la conciencia (PC) son estudiadas desde el siglo pasado, y constituyen un fenómeno común en los relatos de mu­chos pueblos. A partir de los años 60 se tornaron objeto de especulación de laboratorio por parte de algunos psicólogos norteamericanos.

¿Y si durante el sueño el individuo "sabe" que está soñando y pasa a ejercer un control y una crítica sobre lo que ocurre como si estuviese despierto?

Charles Theodore Tart, doctor en psicología y uno de los más respetables nombres de la psicología transpersonal, de­cidió con osadía, en 1966, llevar al laboratorio de la Uni­versidad de Davis, California, a una joven, a quien llamó miss "Z", quien afirmó haber experimentado el fenómeno de las proyecciones de la con­ciencia y controlado volunta­riamente. Era lo que se necesi­taba para llevar a cabo el expe­rimento. Presentando un patrón pe­culiar de ondas cerebrales alfoides y sin movimientos bioculares sincrónicos (MOR), que caracterizan al sueño, en la cuarta noche de la experien­cia, miss "Z", sujeto y objeto de la PC logró salir del cuerpo y alcanzar el objetivo: verifi­car la hora exacta en un reloj ubicado fuera de su campo visual, y repetir un número de cinco dígitos sorteado alea­toriamente por un apáralo es­pecial. Fue un buen comien­zo.

Ciencia nacida en Brasil, la Proyecciología fue dada a conocer al público al inicio de la década del 80, con la publi­cación del libro Proyecciones de la Conciencia - Diario de las experiencias de la conciencia fuera del cuerpo físico en el que el profesor Waldo Vieira, médico brasileño, investiga­dor independiente, proyector consciente desde su infancia, presentaba de manera simple y didáctica comentarios sobre sesenta experiencias lúcidas de proyección. En 1986, reunió el resultado de diecinueve años de trabajo minucioso en un voluminoso tratado denominado Proyec­ciología: Panorama de las experiencias de la concien­cia fuera del cuerpo físico. En sus casi mil páginas, 1907 referencias bibliográficas en diecinueve idiomas, prove­nientes de treinta y seis países, fue presentado en forma técni­ca y sistemática un análisis depurado de los procesos en­vueltos en los fenómenos de la PC.

Teniendo como principal objeto de estudio el fenómeno "natural y fisiológico llamado popularmente desdobla­miento, viaje extracorpóreo o viaje astral, la Proyecciología ha venido, como ciencia de avanzada, a rescatar del peyo­rativo estigma "místico y eso­térico” uno de los fenómenos vividos de manera natural por la conciencia, que ofrece la posibilidad de romper las ba­rreras de lo intrafísico, o sea, la vida dentro del cuerpo físico-soma.

La Proyecciología presenta la hipótesis del segundo cuer­po objetivo, el Psicosoma. Además del cuerpo físico-soma, vehículo de naturaleza biológica, poseemos otro cuer­po más sutil, de naturaleza fotónica-luminosa, que sufre las repercusiones de nuestras alteraciones emocionales y po­see atributos distintos del soma: transfiguración (cam­biar de forma), impon­derabilidad (levitación), invisibilidad relativa, intangibilidad, etc. No es una hipótesis nueva. Los anti­guos filósofos y pensadores ya hablaban del alma, del espíritu, del cuerpo sutil o del cuerpo astral. Lo más im­portante es experimentar que tenemos un "psicosoma" y hacer uso de él en las proyecciones de forma lúcida.

Los condicionamientos, tabúes y preconceptos son el mayor impedimento de la lu­cidez en las proyecciones, y esas barreras sólo podrán ser rotas por el propio individuo. Quien no tiene una buena memoria de los sueños, tendrá más dificultad con la memoria proyectiva extrafísica.

Así como el soma duerme, la conciencia puede estar 24 horas "en el aire", sin perjuicio o estrés, pues no permanece en el cere­bro. Proyectarse es tan peli­groso como salir de casa por la noche. Existe siempre la posi­bilidad de encuentros desagra­dables. Pero, aun así, todos salimos.

Salir del cuerpo es:

Descubrir que existen nue­vas posibilidades de comuni­cación, más allá de la dimen­ sión física.
Perder definitivamente el miedo a la muerte biológica (tanatofobia) que, algunas ve­ces, lleva al individuo más rá­pidamente a su encuentro.
Contrariamente a lo que mu­chos piensan, perder el miedo a la muerte trae una mayor valorización de la vida, vista como oportunidad y desafío.
Autoconocer sus barreras físicas y sociales, en otro tiem­po y espacio (multidimensionalidad).
Resolver conflictos, con el descubrimiento de que nues­tros seres queridos no mueren ni tampoco mueren nuestros seres no tan apreciados, lo que lleva a la reflexión y cambios de actitud-holomadurez, ma­durez integral.

Con sus percepciones ampliadas, el proyector lúcido sustituye las creencias por las experiencias persona­les y la fe por los hechos.

La moratoria existencial

Las experiencias cercanas a la muerte (ECM) son un tipo de proyección compulsoria, que ocurre en situaciones lí­mite o en situaciones críticas. Las ECM pasaron a ser más interesantes para los científi­cos a partir del trabajo de los médicos, psiquiatras o neuró­logos que no tenían respuestas satisfactorias para explicar experiencias con patrones si­milares, vividas por muchos de sus pacientes declarados clínicamente muertos, o en condiciones donde no había ninguna esperanza de conservar la vida.

Estos mismos "revividos", reanimados por aparatos o es­pontáneamente, "volvían" de su experiencia de muerte y relataban una serie de eventos tales como:

Visión panorámica: la ma­yoría decía haber asistido a una película de su propia vida, de manera muy rápida pero cronológica.
Levitación: haber tenido la sensación de volar o levitar.
Autobilocación: haberse visto a sí mismo, siendo cui­dado por el equipo médico o por personas que se acercaron en caso de accidente, trauma, etc.
Efecto-túnel: haberse sen­tido irresistiblemente atraído hacia un túnel, en cuyo final había mucha luz, que todavía no cegaba.
Frontera dimensional: ha­ber percibido la existencia de un cuadro, portón, lago o río, significando una frontera en­tre la vida y la muerte.
Ser de luz: haberse encon­trado con un ser de gran belle­za —cuya descripción varía de acuerdo con la cultura y valores del sujeto— que llamaba a la reflexión: "¿Usted, desea quedarse aquí o va a continuar lo que dejó?"

Exactamente en esta situa­ción de estar entre la vida y la muerte, la persona que pasó por la ECM volvía a su cuerpo y a su vida.

Invariablemente, ocurren grandes cambios psicológicos con estos individuos. La pér­dida definitiva del miedo a la muerte es la más significativa. Más serenidad, altruismo y, para muchos, un total cambio de perspectiva de la vida, ante de esa especie de mora­toria existencia.

El antiguo dictado decía: "El que se va, no vuelve", pero hoy el que se va vuelve y cuen­ta lo que vio: ¿De dónde vol­vió? ¿Dónde fue? Es lo que todos deseamos saber.

“La proyección de la conciencia es un fenómeno natural y fisiológico, cuyas puertas son: el sueño común, los sueños lúcidos, el desmayo, la anestesia, los traumas físicas, accidentes, etc.”

Es por ese motivo que mu­chos científicos de prestigio decidieron llevar a cabo algu­nas importantes investigacio­nes sobre el tema. En la visión mecanicista, el responsable por las ECM es el sistema límbico, centro de nuestras emociones situado en el cerebro. Pero la ciencia mecanicista, con su paradigma fisicalista-newtoniano-cartesiano, hoy no tie­ne todas las respuestas. El camino del científico es la duda, pues por cada verdad relativa que descubre nacen millones de nuevas dudas; es la búsqueda continua.

Las sensaciones más comunes de quien tiene una PC son:

- sentir que el cuerpo se infla como un globo (ballonement) causado por la expansión del campo bioenergético cuando el soma está en reposo;
- sonidos que parecen producirse "dentro" de la cabeza tales como: timbres, estallidos, ruidos de relámpagos, lluvia, silbidos o el sonar de las campanas (sonidos intracraneanos) causados por el proceso bioenergético desde el despegue del psicosoma;
- sensación de no poder moverse (catalepsia proyectiva), causa­ da por la salida temporaria de la conciencia, del control motor del soma (falta de coincidencia de los vehículos de manifestación de la conciencia).
- sensación de vibración o de descarga eléctrica (estado vibracional/E V), causada por la vibración bioenergética intensa del campo sobre los vehículos en su cambio de dimensión. Lo que sigue normalmente es una sensación de levitación y, para algunos sujetos, hay la percepción de poder verse durmiendo.

¿En qué cuerpo estoy? ¿En qué dimensión? ¿Haciendo qué cosa? ¿En la compañía de quién? ¿Para qué? Si usted puede responder a estas preguntas cuando duerme o sueña, está lúcido y con patrones semejantes a los de la VFO. ¡Esto parece una proyección de la conciencia!