sábado, 31 de julio de 2010

Jean-Pierre Bastiou Yoga y Concienciología



Alprim, Alex; Jean Pierre Bastiou Yoga e Conscienciologia; trad. Rodrigo Scheuer Brum; rev. Ana Clara Paulino; Entrevista; Portal Sexto Sentido; Revista Sexto Sentido; 06/05/10; San Pablo, SP, Brasil; Disponible en 31.07.10.

A los 78 años de edad, con una vitalidad y buen humor de un joven, el francés Jean-Pierre Bastiou se dice un “jubilado” del yoga, del cual fue pionero en Brasil. Ahora, él insiste, es un especialista y profesor de Proyecciología y Concienciología, la nueva ciencia que fue desarrollada por Waldo Vieira.

El libro Globe-trotter da Consciência – Do Yoga à Conscienciologia (Globe-trotter de La Conciencia – Del Yoga a la Concienciología, sin traducción al español) – recientemente lanzado por el IIPC (Instituto Internacional de Proyecciología y Concienciología) – narra la vida de Jean-Pierre Bastiou, el francés que vino a Brasil y fundó la primera escuela de yoga del país. Y no son pocas las aventuras y los momentos interesantes en la vida de ese hombre, que tuvo su primera experiencia de proyección a los cuatro o cinco años de edad. Curiosamente, el fenómeno volvió a repetirse en su vida adulta, sin que él supiera exactamente de lo que se trataba, y terminó preparando el terreno para su encuentro con Waldo Vieira y con nuevas técnicas de proyección, que cambiaron el rumbo de sus actividades.

De integrante de la Resistencia Francesa al nazismo, durante la 2ª Guerra Mundial, Bastiou siguió carrera como fisicoculturista, hasta descubrir el yoga, por casualidad. Un día, en 1949, cuando conducía una Escuela de Cultura Física, Bastiou fue buscado por un joven indio que deseaba mejorar su condición física. Como no tenía dinero para pagar las clases, el joven le propuso que, en cambio, le enseñara yoga a Bastiou. La propuesta fue aceptada, y fue el inicio de un largo relacionamiento entre el francés y el yoga.


En 1952, Jean-Pierre vino a Brasil para conducir un gimnasio, la Copacabana Pesos e Halteres, pero terminó dando clases de yoga para algunos interesados y, así, se convirtió en el introductor de la técnica india en Brasil, siempre orientado por su gurú, Sri Swami Sivananda, en la época considerado el mayor maestro vivo de yoga.


En su libro, Bastiou también narra algunos encuentros con personas famosas como Arigó – uno de los médiums de sanación más famosos de los años 60 – el Dalai Lama, además del encuentro con Waldo Vieira en 1995, que Bastiou clasificó como un reencuentro, en razón de la afinidad de ideas y energías entre ellos.


Jean-Pierre vino a Brasil para el lanzamiento de su libro, y converso con la Sexto Sentido sobre yoga y proyecciología.


En su libro, usted dice que era su deber transmitir el método que creó, “método respetuoso del yoga tradicional, más adaptado al modo occidental de vida moderna”. ¿En qué consiste esa adaptación y por qué usted entendió que era necesaria? ¿Cuál es la diferencia para el yoga tradicional?

Es una pregunta compleja. En realidad, no me jubilé totalmente del yoga. Me dedico, ahora, exclusivamente a la Concienciología, de la cual, incluso soy profesor. Pero no deja de ser una pregunta interesante, porque nosotros estamos asistiendo a una vulgarización y a una deformación del yoga. Dentro de poco, exportaremos el yoga de Brasil a la India, donde él nació hace más de seis mil años. Cada profesor inventa su yoga, y existen hasta nombres raros. Estoy abismado de ver la falta de responsabilidad de esos profesores autoprogramados que propagan por ahí.


Quizás sea una tendencia – y lo digo con cierta ironía. Aunque sea ese mi país elegido – amo a Brasil, me siento brasilero -, el brasilero tiene la tendencia de llevar todo de un modo un poquito… usando una palabra bien brasilera, “avacalhado”. Quizás usted se acuerde del tiempo de las ligas campesinas, cuando los militares se preocupaban mucho con la tendencia de implantar el comunismo en el interior de Brasil, y resolvieron hacer discursos para concientizar los campesinos del peligro que eso representaría. Hasta que, un día, un Jeca Tatu se levantó y dijo: “Coroné, pode deixar que nós avacalha”. Infelizmente, pienso que eso está pasando con el yoga.


El yoga tradicional descansa sobre el principio de que es una educación integral del ser humano: educación ética, moral, educación física – con un aspecto importante que son los asanas-, educación sensorial, educación mental y, por fin, las últimas etapas que buscan la realización espiritual. No se puede, por lo tanto, hacer yoga todo el día, para un gran número de personas. También hay una avacalhação de la palabra “gurú”; hay gurús a diestro y siniestro, la “gururite” aguda florece en el Occidente, no sólo en Brasil.


Siendo así, había ese desafío para mí: como podría conservar la tradición de una orientación individual, respondiendo a características psicológicas y físicas esenciales de cada alumno y, al mismo tiempo, permitir que quince o veinte personas practicasen el yoga al mismo tiempo, dejando de lado clases especiales para la práctica filosófica del yoga, que no se puede descartar.


Sería largo y difícil explicar en una entrevista como logré hacer eso. Pero, resumiendo, ningún alumno podría inscribirse en mi gimnasio sin haber tenido una clase preliminar. Eso hacía que, a veces, la persona tenía que esperar dos meses en la lista de espera.


Luego que el alumno frecuentaba esta clase preliminar – en la cual yo venía a conocer las características, conversaba, tenía una entrevista -, yo escribía en el pizarrón el nombre de las técnicas básicas en sánscrito y la traducción en portugués; explicaba cual era la finalidad de aquellas técnicas y, después, mostraba como el ejercicio era realizado.

El alumno solamente podría ingresar al gimnasio después de entender cuál era la finalidad y que yo tuviera corregida las técnicas. Cuando él alcanzaba una cierta autonomía en la ejecución del ejercicio, cuando no dependía más de mi y era capaz de ejecutar las técnicas sin depender del profesor, había otra clase especial en la cual yo explicada la actitud mental que correspondía al gesto. Era un trabajo muy grande, pero hizo que las personas que hicieron yoga conmigo no lograron más adaptarse a los gimnasios, en los cuales todos hacen los ejercicios al mismo tiempo, lo que es una especie de robotización. No se pude hacer yoga de esta manera.


En su libro, usted también citó algunos casos de proyección de conciencia, como en el año 1954, en el Monasterio AMO-PAX, ocurrida en una meditación colectiva. ¿Esas proyecciones ocurrían al azar o eran programadas?


Ninguna de las proyecciones que tuve, fueron programadas. Son consecuencias de una evolución, a veces de una tensión, como en el caso de la AMO-PAX, en que el ambiente no correspondía mi expectativa: pensaba si no estaba perdiendo mí tiempo. Pero tuve proyecciones mucho más importantes, como aquella que me permitió el reencuentro con mi madre, que había fallecido quince días antes. Yo estaba en Río de Janeiro y mi madre tuvo un accidente fatal de coche en Francia; yo me proyecté, y me encontré ante ella, con la misma lucidez y nitidez con que la que estoy ahora hablando con usted.

Una experiencia como esa cambia completamente su vida porque, a partir de ese momento, lo que usted sabía intuitivamente – que la vida no termina con el descartar del cuerpo físico-, no es más una esperanza, no es más un artículo de fe.


Es muy importante porque aquí estamos en una experiencia en tres dimensiones. Cuando usted cruza esa frontera, que lo lleva al contacto directo con un ente querido que dejó el plano físico, usted tiene una percepción distinta, usted no conversa más oralmente. En el libro, transcribí lo que mi madre dijo en nuestras palabras, y quizás haya cambiado muy poco, porque en una conversa telepática ocurre una percepción inmediata y global del pensamiento de la persona. Tal vez, a partir de ese momento, yo ya estuviera caminando para encontrarme con el doctor Waldo Vieira, que fundó a la Concienciología.

Hoy por hoy, parece haber una cierta discusión en torno de cual yoga es el mejor, cual es más adecuado a los jóvenes o para personas de más edad, surgiendo hasta mismo algunas disputas, especialmente aquí en el Brasil. ¿Tiene conocimiento de este hecho? ¿Lo que piensa al respecto?

Hace poco tiempo, en Francia, recibí una llamada de una colega solicitando apoyo a una determinada facción dentro del yoga, porque parece que hay mucha confusión, como usted menciona.


Cuando usted envía un e-mail se pone el “sujeto”, ¿verdad? Yo escribí: jubilado. Entonces, es así que voy a responder. No voy a entrar en esta discusión; ya estoy en otra. Cumplí con mi dharma, fui el pionero del yoga en Brasil, realicé muchos viajes a la India, fui a buscar el conocimiento en la fuente del yoga, viví algún tiempo en el Himalaya, recibí la enseñanza de la boca de autoridades indias indiscutibles, y transmití de la forma más honesta a mis alumnos; no vulgaricé el yoga, pero lo difundí, lo que es muy distinto.

Ahora, pienso que llegó mi hora de seguir el camino. Y, con 78 años, si usted tiene curiosidad y alguna cosa más para hacer, para poder ayudar a los demás, eso es muy importante. Mientras usted se preocupa por los otros, usted está vivo. Entonces, llegó el momento de sumergirse de pecho y dedicarme exclusivamente a esa neociencia, que se llama Proyecciología y Concienciología.

¿Cómo podemos analizar el mundo hoy, bajo el aspecto de la espiritualidad? ¿El mundo, de alguna forma, está más espiritualizado, o nosotros nos encontramos en un camino que se repite a lo largo de la historia?


Todo se repite, todo es cíclico, pero lo que caracteriza ahora, es fácil de ver, es esa inquietud. Al mismo tiempo en que estamos sentados en un barril de pólvora – me acuerdo de una caricatura en el diario O Globo, que mostraba nuestro amante de la paz, Bush, con un detonador conectado al mundo, diciendo “adiós mundo cruel” – al mismo tiempo existe una inquietud, personas que están hablando de asuntos que parecían fantasías, elucubraciones imposibles. Ahora, todo eso está ingresando en universidades, hasta en los EEUU. Al mismo tiempo que existe esa cosa de pueblo guerrero, hay una inquietud y una necesidad de entender lo que significa esa vida, que es mucho más de lo que se piensa. Al mismo tiempo en que se están lanzando cohetes para el espacio sideral, también se procura hacia adentro.


¿Esa tendencia de “vender Dios en cajitas” pasa solamente en Brasil o en todo el mundo?

Es en escala internacional. Brasil se salva juntamente porque no toma nada realmente en serio. Pero es una filosofía de vida, es fabuloso. No fue una crítica. “Deixa entrar que nós avacalha”, es genial. El brasilero es un pueblo diferente.

Primero, no hay racista. En Europa, es algo terrible. Me acuerdo de cuando me casé en la India, con Maria Teresa, salió una nota sobre el casamiento y el ritual védico en la Revista Manchete, que era de la familia Bloch, de judíos, y el redactor-jefe era un puro árabe. Eso no existe en Europa.

En Brasil, usted puede ser apreciado por lo que es. Pienso que el brasilero es un pueblo que está años-luz de distancia, y ustedes no se dan cuenta de eso. El brasilero es una persona que, si usted apunta a la posibilidad de usufructuar, dominar o controlar ciertas facultades paranormales, él va atrás. El francés quiere ver si aquello que usted dice se encuadra dentro de la ciencia oficial ortodoxa. Usted tiene que convencerlo intelectualmente. El brasilero quiere ver si la cosa funciona, y va hasta allá; él puede darse mal, pero él experimenta.


¿Cómo se dio su encuentro con Waldo Vieira en el IIPC?


En los agradecimientos del libro escribí: “Al Dr. Waldo Vieira, al lado de quien ya estaba hace muchos años antes de encontrarlo”. Eso es algo medio raro, y digo porque. En 1966, en mi gimnasio de Río, tuve una pareja de alumnos que eran kardecistas. En 65, tuve esa proyección que me hizo encontrar con mi madre en el espacio extrafísico. Ellos me dijeron que conocían a una persona extraordinaria, un médico que decía lo siguiente a las personas: “¿Por qué ustedes dependen de médiums para cruzar aquella frontera que los separa del espacio extrafísico? “¿Por qué ustedes no van allá directamente a conversar con la entidad?”


Y eso porque cada médium es una personalidad diferente. Por más exento que sea, por más fiel que sea al mensaje que está recibiendo de la entidad consultada, la tendencia es siempre poner color. No dependí de un médium, fui allá. ¿Imagine si yo hubiera consultado un médium? Mi madre apenas me dijo: “Dijeron que estabas aquí. No querría irme sin verlo una vez más.” Y consulto un médium que, movido por el amor, por la añoranza, me dice lo que mi madre me dijo. Pero, mire, ¿consulté un médium para recibir un mensaje telegráfico tan corto? El médium, sintiendo mi expectativa y queriendo corresponder a mi ansiedad, haría una carta, florida, etc. Pero fui al otro lado. Entonces, esas palabras bastaron para mí, fue más de que yo podría esperar. Y es aquello que el Dr. Waldo dijo: vaya hasta allá.


¿Y como ese encuentro con la Concienciología cambió su forma de trabajar, de ver la vida?

En 66, dije: “Tengo que encontrar a Waldo”. Pero solamente lo encontré en 95. Mi cuñado dijo que tenía una cosa que me iba interesar. La revista Ano Zero mencionaba un cierto Dr. Waldo vieira, y ahí resolví encontrarme con él. Y fue un reencuentro.


Hoy, usted es profesor de Concienciología. ¿Cómo es su relación con las personas? ¿Ellas van a buscarlo esperando algo? ¿Cómo su didáctica se refleja en la relación con ellas?

Podría ser difícil y, al mismo tiempo, extremamente fácil. Hay que dejar de lado toda sacralización, porque en el yoga, en las religiones, todo es sacro. Usted deja de lado toda esa parafernalia, esa indumentaria muy exótica, se despoja de todo eso, y entra en el asunto realmente. Es extremamente práctico, directo, contacto directo con la realidad, sin fantasías.


A todos nosotros nos gusta la fantasía; somos un poco como niños que les gustan jugar de indio y cowboy. Cuando se juega, usted es el cowboy, el indio. Más tarde, adulto, usted se viste de hindú, pronuncia palabras en sánscrito. Sin juegos, la persona todavía no maduró: ella juega de yoga, juega de gurú. Repentinamente, algo es cortado, no hay más fantasía, y mucha gente no quiere aceptar eso, quiere aún jugar de fantasía.


Waldo dice una cosa que es esencial: “No crea en nada de lo que le decimos. Tenga su propia experiencia."

sábado, 24 de julio de 2010

Relato de un reciclaje existencial

Sobrinho, Sisenando Itabaiana; Relato de um reciclante existencial; trad. Juan Pablo Gómez; rev. Rodrigo Scheuer Brum; Artículo; Recéxis; Revista; Mensual; N.3; Año 4; IIPC; São Paulo, Brasil; Marzo, 2000; páginas 14 y 15.

"En el espacio y en el tiempo todas las cosas cambian, transformándose. Nada tiene forma permanente. La única cosa permanente es la impermanencia. Modificarse es el inicio de la sabiduría. Es coherencia con las leyes del universo" (Martin Claret).

Describo mi proceso de reciclaje existencial, en esta vida humana - La seriexis , en etapas distintas. Vengo de una familia católica, tuve mi formación cultural basada en estos principios. Me mudé para la ciudad de Uberaba en el Triángulo Mineiro (Brasil), donde estudié en un colegio de formación religiosa por tres años, concluyendo el curso científico. Sentí, en esta parte de mi vida, las primeras manifestaciones del vínculo con mi pasado religioso, posteriormente confirmado por medio de retrocogniciones.

Cambié nuevamente de ciudad e hice mi carrera de odontología, luego me especializé y seguí en mi vida trabajando, sin mayores cuestionamientos evolutivos; priorizando solamente mi vida personal y profesional. Sin embargo, me percibía en punto muerto en todos los aspectos. A los 35 años de edad, en el punto máximo de la crisis existencial, en búsqueda de innumerables respuestas acerca de la vida, vivenciando situaciones de descompensaciones energéticas (sentía que mis energías se acababan, dormía excesivamente) me sentía permanentemente irritado con problemas en el trabajo y en la casa, con una ansiedad permanente, me decidí por ingresar en la doctrina espiritista. Identifico esta búsqueda como mi primera investida rumbo al reciclaje existencial, aunque de forma primaria y epidérmica, y bajo la luz de la consolación. Aprendí la importancia de la asistencialidad de forma fraterna, el primero contacto con la multidimensionalidad en las tareas de desasedio, comprendí la necesidad de la reforma íntima como fuerza propulsora para la optimización de nuestra jornada evolutiva. Sin embargo, percibía un cierto desvío de ruta, o mejor, estar desempeñando una función por debajo de mis posibilidades. En esta ocasión surgiran las primeras experiencias proyectivas, con poca lucidez y muchas dudas. Intenté entonces traer estas experiencias para ser estudiadas a la luz del espiritismo, no tuve éxito, pues esta no era la prioridad de este equipo. Busqué entonces a partir de mayores informaciones sobre el fenómeno de la proyección de la conciencia y, a través de una conferencia del Prof. Waldo Vieira en Belo Horizonte, Brasil, hice el primer contacto con las ideas de la Proyecciología. Percibí que después de cuatro años había llegado el momento de retirarme del espiritismo e ingresar al Instituto Internacional de Proyecciología y Concienciología para una nueva fase de estudios y experiencias evolutivas. Esta primera fase espiritista duró cuatro años.

La segunda etapa de reciclaje existencial, más profunda, vino de la necesidad de vivencias más evolutivas, más universalistas. El contacto con la proyectabilidad lúcida, tarea de esclarecimiento (tares), la tarea energética personal (teneper), la asistencialidad con referencias más ampliadas y otros estudio de la Concienciología permitieron una auto-evaluación, constatando en definitiva un subnivel evolutivo; que uno nuevo reciclaje, más profundo, más anatomizante se hacía necesario.

Método utilizado para el reciclaje existencial

La afinidad progresiva con las ideas de la Concienciología y Proyecciología me motivó a ingresar en el Instituto como miembro del grupo de reciclantes existenciales (Grecex), una oportunidad de reciclaje y de trabajo en grupo; inicié en seguida la teneper y a partir de ahí, 7 meses después, pude incrementar la segunda etapa de mi reciclaje existencial con apoyo de la Conciencioterapia. Las alteraciones necesitaban ser catalizadas con alguna urgencia en las diversas facetas de mi vida.

Tarea Energética Personal - Teneper

Esta actividad asistencial me propició un soporte para el auto enfrentamiento. Entendí que solo fue posbile asistirme a mi mismo, en el reciclaje existencial, a partir del instante que decidí firmemente y con sinceridad, ayudar a otras conciencias de forma incondicional y fraterna. Sabia de las repercusiones multidimensionales que este reciclaje exitencial traería.

Conciencioterapia

Optar por la concencioterapia como apoyo al proceso de reciclaje no fue fácil. Viví momentos de ansiedad y de rechazo en aceptarla. En mi interior sabia que estaría ante mi y tendría que exponerme, traer a la superficie mi proceso conciencial mis fisuras y auto enfrentarme. Esta actitud demandaba un esfuerzo inmenso, más estaba decidido pues confiaba también en mis potencialidades, mis trazos-fuerza o trafores, mis atributos concienciales ya adquiridos. Este era el momento, y no se justificaba más cualquier otro tipo de postergación. Comprendí que la reconexión con mis objetivos evolutivos pasaba necesariamente por una revisión conciencial, donde me pudiese situar para auto-conocerme, identificar con claridad los trazos-fardos (trafares), las inmadureces, hábitos fosilizados con el tiempo, automimesis. Vivenciar la crisis de crecimiento con sus repercusiones multivehiculares y a partir de ahí reorganizarme, con nuevas perspectivas, nuevas prioridades para el cumplimiento de mi programación existencial, de la forma más amplia y lúcida posible.

Fue empleada una dinámica conciencioterápica que constaba de: estado alterado de consciencia (proyección) enfoques interdimensionales y existenciales evolutivos, fase que duró 03 meses.

Luego de obtener la alta en la Conciencioterapia, viví un desequilibro holosomático con repercusiones en todos los vehículos. Exacerbación de emociones tales como : celos, inseguridades, miedos. Aparición de un cuadro de infección respiratoria con neumonía, bronquítis y sinusitis, que duró cuatro meses. Tenía dificultades de instalar el estado vibracional y pereza mental. En este intervalo, suspendí la teneper por aproximadamente 20 días. Estaba con muchas dudas en cuanto a su realización, vivenciada en este momento la fase aguda del reciclaje existencial, nunca me sentí tan mal. No entendía con claridad este cuadro con tantos datos de diagnóstico aparentemente sueltos, estaba todo muy confuso.

Poco a poco, a través de retracogniciones esclarecedoras y ayuda de los amparadores, pude juntar las piezas del rompe cabezas y elaborar un diagnóstico conciencial, con un entendimiento ampliado. A partir de ahí decidí que solo yo mismo, con voluntad propia, podría dar un nuevo rumbo a mi existencia. Busqué el apoyo y la comprensión en mi familia, y de forma franca, gradual y sincera, fui trazando nuevas metas existenciales dentro de mis actuales posibilidades. Prioricé la docencia en el Instituto como meta más próxima a ser alcanzada, una inversión mayor en el mentalsoma con gestaciones concienciales.

Assumí, como uno de los coordinadores, el Grupo de Investigación de la Conciencia, formado por los practicantes de la teneper en la unidad de Belo Horizonte. Retomé el empleo del estado vibracional con más frecuencia, busqué la medicina antroposófica como complemento al tratamiento holosomático e identifiqué puntos de inmadurez que podrían ser dispensados.

En mis actividades profesionales, priorizé la investigación y el estudio continuamente. Dentro de mi grupokarma comprendí que cada uno en su nivel evolutivo, asentiéndolos siempre que es posible, con el máximo discernimiento. Procuré comprender y respetar a cada persona, abracé a todos y seguí con mi jornada.

Conclusión

La busqueda por el reciclaje existencial es inherente al ser humano, es permantente ante nuestras necesidades evolutivas, de las necesidad de alinearnos al fujo evolutivo del universo. El reciclaje fue para mi una oportunidad de autoconocimiento, un proceso educativo, que apenas inició, y me permitió, dentro de otras cosas, identificar el espacio enorme que existe entre mi conciencia y su manifestación en la intrafisicalidad. Reducir el gap es prioritario. Reciclar es comprender que podemos actuar en nosotros mismos, en el presente y en el futuro y en cualquier dimensión redireccionando siempre que necesario nuestra ruta evolutiva. Mantener el reciclaje es llevar a la práctica la asistencialidad y el esclarecimiento al máximo, priorizando la evolución de las conciencias con el máximo de sinceridad, es no reclamar de los errores, de las inmadureces cometidas, sino aprender con ellas. Es, para mi, una hiperinversión en búsqueda de la desperticidad.

Referencias bibliográficas:

Braga Ryon, Integração Terapêutica; Londrina; Universalista 1995; 175pp.

Claret, Martín. Sócrates: Vida e Pensamentos. São Paulo; Editora Martin Claret; 1996;
128pp.

Svoboda, P.K Consciencioterapia em Grupo: A Terapia do Futuro. Conscientia; vol1; nº1, pp 49-54; janeiro/março; 1997.

Vieria, Waldo. 700 Experimento da Concienciologia, Rio de Janeiro. Instituto Internacional de Projeciologia; 1994.

Vieira, Waldo. Manual da Tenepes; Rio de Janeiro; Instituto internacional de Projeciologia; 1995 ; 144pp.

sábado, 17 de julio de 2010

Hablando de Reciclaje


Seno, Ana Regina; Falando de Reciclagem; trad. Rodrigo Scheuer Brum; rev. Rene Peña; Artículo; Recéxis; Revista; Mensual; N.3; Año 4; São Paulo, Brasil; Marzo, 2000; páginas 10 y 11.


En un proceso más innovador que el de Proust, podemos buscar nuestro “tiempo perdido”, dentro de nosotros mismos, a través del ejercicio diario del fraternismo y del autoconocimiento.

Hace algunos años, jamás pensaría en eso. Hoy veo nuestra participación y ayuda como fundamental en el proceso de desarrollo de la conciencia de todos nosotros.

En contacto con las individualidades, en esta megalópolis llamada San Pablo (Brasil), nos proporciona una oportunidad infinita de corregir y ampliar procesos mal vividos y pendientes del pasado. Somos miles y nos cruzamos a todo instante, con el deseo nítido de obtener reconocimiento, cariño y conocimiento. La mayoría no tiene claro, para sí misma, esas condiciones. Sin embargo traducen eso, por intermedio de la forma como obtienen placer en sus múltiples facetas. Transformar esa idea de placer en algo mayor y útil a la conciencia es nuestra tares (tarea del esclarecimiento).

Los recursos disponibles en nosotros, simplemente, son nuestras experiencias personales y nuestro autodesarrollo. Hablar sobre nuestras conquistas personales ayuda a los demás a vivenciar mejor y con más claridad sus propias angustias y desafíos. Todos pasamos por procesos evolutivos, aunque tengamos personalidades, características e históricos personales diferentes. Intercambiar esas informaciones ayuda en nuestro autoconocimiento y en la autoconscientización de nuestra finalidad aquí, en este planeta y, consecuentemente, en la realización de nuestra programación existencial (proexis).

¿Cómo desarrollar este autoconocimiento? El primer recuerdo que viene a la mente es el desposeer nuestras vanidades personales. Si logramos alejar orgullo y vanidad, enaltecedores de nuestra autoimagen, falsamente colorida y bien conceptuada de nosotros mismos, estaremos a medio camino del entendimiento de nuestra esencia y del nuestro “yo” interior.

¿Para qué sirve eso? Estamos humanos aquí, en este planeta, y utilizamos este soma, con características biológicas específicas. Conocer todas esas características es fundamental, cuidar de este soma es más fundamental aún, ya que es nuestra herramienta de trabajo en las tareas a ser realizadas.

El segundo paso para investir en el conocimiento es procurar desarrollar nuestra inteligencia, observación y discernimiento. Aprender leyendo, escribiendo, escuchando, practicando y observando es lo básico para cada conciencia. Desde el menor y el más banal de los acontecimientos cotidianos, podemos extraer mucha información y explicación para otros tantos eventos de nuestras vidas. Nada ocurre al azar. La vida en el universo posee un mega-engranaje propio, del cual participamos; cada decisión tomada, utilizando nuestro libre albedrío, provoca una reacción en cadena y todo se interconecta en una macro-reorganización de las posibilidades existentes y elegidas.

Por último, el tercer paso es nuestro compromiso en vivir la multidimensionalidad. A través de técnicas proyectivas y del estudio de la fenomenología aprendemos a expandir nuestro conocimiento más allá de la vida intrafísica y, así, buscar una mayor comprensión y el uso del potencial energético que disponemos. Sólo la práctica conduce a un real dominio de las energías. Saber cómo direccionarla a algo útil y productivo nos lleva a un nivel evolutivo mayor y más consciente.

La consciencia y la claridad de este proceso nos hacen aumentar la confianza y agudeza para vivenciar cada acto y cada contacto con otro ser humano. Todo pasa a tener una razón de ser diferente y un peso decisivo en las opciones a ser tomadas. Pasamos invertir los valores y principios que rigen nuestras vidas. Valoramos otros aspectos, antes ignorados, como si no fueran importantes. Es decir, todo pasa a tener una connotación distinta y ese proceso de identificar la nueva compresión de que ya nos era familiar y conocido, se convierte en la clave del suceso para una evolución más consciente y eficaz.

¿Cuántos no se preguntan:, "¿por qué tuve que nacer?", "porque nací en esta familia?" O aún, exclaman: “¡creo que nací en época errada!”. Son pensamientos y sensaciones no conscientes, señal de resquicios del pasado. Nuestro inconsciente está alertándonos o dejando venir a tono los puntos a ser trabajados, para que con eso poner en acción el reajuste, la resolución de las pendencias de nuestras vidas anteriores.

¿Cuál es la importancia de eso – en la práctica – para nuestras vidas? Parto del principio de no haber venido a la tierra hacer turismo simplemente. Todo tiene una finalidad y razón de ser. Esta es la lógica del universo, cuyo entendimiento total mal empezamos a alcanzar. Conocerse a sí mismo es un proceso de doble mano, ya que si nos conocemos mejor, conoceremos mejor el otro. Somos de la misma especie y constituidos de la misma esencia.

La energía es la misma. La diferencia está en la manera por la cual cada conciencia moviliza sus energías, y la calidad depositada en la información.

En realidad, importarse con el otro significa importarse con uno mismo. Sin embargo, al revés de quedar inmersos en el ego, recorramos a la comprensión del otro, a fin de que, de modo paradojal, obtener autoayuda, con resultados bien mayores. Ejercer constante dialéctica, entre el exterior y el interior de nosotros mismos favorece el rápido entendimiento de quienes somos y cual es nuestro proyecto de vida. El alcance y la profundidad de este mensaje, no dependen de las palabras repasadas, sin embargo, de la evaluación de cada conciencia, bajo el impulso de la voluntad.

Ejercer la voluntad inquebrantable es fundamental, en nuestra existencia.

¿Cómo anda su voluntad? ¿Está fuerte, débil, sana o fragmentada por el repetitivo cotidiano? Reservo ahora, a usted lector, un momento para reflexión, con la esperanza de ver estas palabras se convirtieren en acción duradera, a lo largo de su persistente proceso de autoconocimiento ante la evolución.